miércoles, 1 de septiembre de 2010

VISIONES DEL “XIV CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE BOLIVIA”

VISIONES DEL “XIV CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE BOLIVIA”
Por el Arq. Fredy Averanga Terán – email: fravert@hotmail.com

Ante la ausencia de comentarios o publicaciones al respecto de este Congreso que, se llevo a cabo los días 20 y 21 de mayo de 2010 en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, considero saludable escribir estas notas con el propósito de ampliar nuestra visión de estos congresos, al margen de ser un pasatiempo para los colegas participantes.
Describir el evento como tal, es una cosa y profundizar en los resultados de dicho evento es otra. En el primer caso debemos congratular al Colegio de Arquitectos de Santa Cruz por su organización, por la puntualidad de los horarios de apertura y cierre de las sesiones, los refrigerios, el local, la atención a los Colegiados, la ceremonia de inauguración y el amistoso acto de clausura que contó con una deliciosa cena de despedida en los predios del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, matizado por intervenciones de Karaoke de los distintos ”cantores” colegas de los nueve departamentos que estuvieron presentes en este encuentro nacional.
El segundo caso que nos interesa, esta conjugado en la perspectiva de saber para que sirven estos Congresos. Sabemos que los objetivos fueron definidos a priori, y tuvieron que estar motivados en las expectativas de los nueve Colegios Departamentales que esperan del Colegio Nacional “algo más” de lo que actualmente hace.
Esas inquietudes locales, se tradujeron básicamente en la presentación de cuatro ponencias para la “Modificación de los estatutos del Colegio de Arquitectos de Bolivia” presentadas por los Colegios de Arquitectos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca sobre el mismo eje temático: “La nueva estructura del Colegio de Arquitectos de Bolivia”.
Para aquellos colegas que no están al tanto de las actividades de nuestro ente matriz (CAB), es necesario reiterar, que existe una marcada preocupación por los Arquitectos del futuro rol que desempeñaran en el ejercicio profesional a partir de la implementación de las nuevas leyes y concepciones del Estado desde que se llama el “Estado Plurinacional” y entra en vigencia la “Nueva Constitución Política del Estado”, que entre sus muchas creaciones destacan “las Autonomías Departamentales” principalmente en el sentido de saber hasta que punto somos autónomos y en que medida dependemos de la centralización.
El aspecto que provoca mayor interés en los colegiados y el profesional en general, se refiere a la apertura de nuevas oportunidades de desempeño del Arquitecto en la construcción de una “nueva sociedad”...?, en una adecuada comprensión de la amplitud y las limitaciones que encierran las conceptualizaciónes de la nueva constitución; principalmente cuando se habla de “las regiones “y su regionalización.
Es lógico deducir que ante las nuevas perspectivas que se abren al accionar profesional, a estas deben acompañar nuevas estructuras y nuevos estatutos. Esos han sido los objetivos que se han discutido en el Congreso sin llegarse a definir hasta la fecha con precisión cual y como será esa nueva estructura y esos nuevos estatutos. Señalándose para el efecto un plazo de trabajo de comisiones que concluirá con la aprobación final en la 4ta. Directiva Nacional a realizarse en el Beni en el mes de octubre próximo.
Mientras tanto podemos hacer algunas apreciaciones generales a las intervenciones de las cuatro ponencias:
La posición del CDALPZ proponía en el nivel de acción de la “Directiva Nacional” que actualmente convoca a los nueve departamentos en reuniones de carácter operativo y decisiónal…?., la asociación de los Colegios Departamentales por regiones: Los nueve departamentos aglutinados en macro regiones con intereses mas o menos comunes para un trabajo más ampliado y de integración en base a acciones regionales definidas naturalmente por la vecindad, continuidad territorial, pisos ecológicos y propósitos solidarios de mantener un equilibrio de crecimiento de potencialidades con una región mas desarrollada que coadyuve al desarrollo de las otras. Estas conformaciones podían ser identificadas como Región (1): La Paz, Oruro y Pando, Región (2) Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, la Región (3): Santa Cruz, Beni y Tarija.
Esta propuesta fue tildada por algún Colegio Departamental, de “regionalista”, que acentuaba las diferencias de las regiones y polarizaba objetivos en vez de integrarlas. Esta versión se contradice en los hechos, porque vemos que en muchas actividades estas conformaciones regionales ha funcionado con otros propósitos y son reales, más aún si observamos la III Bienal Regional que se viene realizando en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra con regularidad, integrando cabalmente a esos tres departamentos señalados.
La Paz también proponía cambiar la actual ponderación del voto por departamento en las elecciones del CAB, que actualmente permite a los colegios chicos tener una mayor participación respecto de su población, por una más justa en relación a la cantidad real de asociados por departamento. Pero a la vez proponía en un sentido equitativo la rotación en la presidencia del CAB a los nueve departamentos, restringiendo la reelección del Colegio que se haya ocupado la presidencia hasta ocho periodos posteriores. Esta propuesta no hizo el menor eco en todos los otros colegios que solo perciben la disminución de su valoración del voto en las elecciones del CAB con relación a La Paz que tiene mas o menos el 40 % de la población total de colegiados.
La posición del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz en una relación escueta de la situación, refiriéndose a algunas de las leyes en actual vigencia y observando el actual funcionamiento del CAB proponía: El cambio en la estructura actual de la posición del CENA-CAB (Comité ejecutivo Nacional del Colegio de Arquitectos de Bolivia) de instancia netamente ejecutiva (después del Congreso y la Directiva Nacional) a una posición inmediatamente directa con el Congreso, en analogía (dijeron) al funcionamiento de los Colegios Departamentales, relegando de esta manera la instancia de funcionamiento de la Directiva Nacional al tercer lugar o en otras palabras que la Directiva Nacional pase a depender del CENA-CAB, argumentando que el CENA-CAB había sido elegida democráticamente y se debía solamente a las decisiones del Congreso Nacional.
Esta posición fue rechazada por los ocho Colegios Departamentales presentes, más la Secretaria permanente del CAB, más los Past-presidentes invitados al evento, interpretándose esa propuesta de modificación como retrograda y fuera de contexto, que desconocía entre otras cosa el largo proceso que tuvieron que pasar los Colegios Departamentales para lograr esta instancia de participación democrática de todos los Colegios en el CAB en un sentido integracionista…? etc., etc.
El Colegio departamental de Cochabamba propuso ampliar la participación de las Sociedades de estudio y principalmente de los Colegios locales (de amplia importancia en Cochabamba) en la estructura del CAB, para que estas entidades pasen de ser solo instancias de consulta y asesoramiento a lograr una participación más directa en las decisiones del CAB. La propuesta incluye un ordenamiento estructural cambiando nombres básicamente a las existentes, adjudicando nuevas competencias y ampliando en los niveles inferiores a los Directorios Regionales (Provinciales), Directiva Regional, Directorio Regional.
Esta propuesta con la fogosa exposición de sus creadores, fue la que consumió el mayor tiempo de discusión en el Congreso, al no habérsele brindado mayor atención a las propuestas de La Paz y Santa Cruz, sin llegar a ninguna resolución al respecto pues parece ser un criterio general de los colegiados (principalmente fundamentado por Santa Cruz ) que la participación de las Sociedades de Estudio y los Colegios Locales deben resolverse internamente en los Colegios Departamentales, para no hacer más ampulosa las delegaciones en la Directiva Nacional, estando vigente para ese efecto y posicionado convenientemente el “Congreso Nacional” con amplios poderes resolutivos.
Chuquisaca con su carismático orador y redactor del “Documento de la reforma de estatuto orgánico del Colegio de Arquitectos de Bolivia” que dicho sea de paso contó con la participación y el trabajo de comisiones en distintos talleres de los nueve departamentos y no podría considerarse propiamente una propuesta del departamento de Chuquisaca: propone lo mismo de siempre. Es decir no afectar fundamentalmente la actual estructura y adecuarse delicadamente a los “nuevos cambios de la Nueva Constitución Política del Estado”. Este famoso documento es propiamente el estatuto que debe ser modificado con la aquiescencia de los nueve departamentos. Pero por lo percibido en el ambiente Congresal, existen pocos deseos de realizar cambios fundamentales. Parece que estamos conformes con lo que somos: un país todavía en crecimiento (lo que se refleja en nuestra Arquitectura), que no se atreve a cambiar de forma trascendental aun con las oportunidades que nos brinda “La Nueva Constitución Política del nuevo Estado Plurinacional.
La Paz, agosto de 2010

El fraile del tesseract


El fraile del tesseract
Cuento

Arq. Carlos Donoso Paz
carlosdonosopaz@hotmail.com

Transcurría el primer tercio del siglo XX cuando Francisco llego; empezaba la tarde del día miércoles y él, procedente de algún lugar del altiplano, ya estaba parado frente a la iglesia de San Francisco de Nuestra Señora de la Paz. Francisco, hombre piadoso, devoto de la Virgen de Copacabana y hábil artesano, venia con el firme propósito de hacerse fraile franciscano.

En el último día de su viaje desde muy temprano, Francisco, camino por la Ceja de El Alto y la ladera vertical que lo introdujo al valle del Chuquiago, paso por el cementerio, hizo la señal de cruz varias veces y siguió deslizándose por las calles tortuosas hasta alcázar el atrio de la iglesia de los indios, donde la imagen de San Francisco de Asís lo recibió, como a todos sus devotos, con los brazos abiertos. Desde la vereda, contemplo extasiado la alegoría fantástica de la fachada de la basílica que se mostraba con todo su esplendor ante sus ojos, avanzo por la esquina abierta entre el convento y la iglesia, se acerco hasta distinguir los habitantes de piedra; las águilas bicéfalas, las sirenas, los pumas, los monos y los papagayos, entonces vio, las uvas, las papayas, las piñas derramándose entre un armonioso follaje tropical alrededor de las columnas y las paredes, difícil de comprender de una sola vez.

Entro al templo, fue golpeado por el ambiente místico, rodeado de macizos muros, que dejan filtrar la luz por pequeños espacios llenos de color, columnas gigantes que terminan en capiteles que soportan imponentes arcos de piedra portadores de dos



“cañones” que se cruzan sobre el altar mayor, donde se alza una cúpula celestial. Francisco, estaba sorprendido, pues, mire donde mire, esta presente el arte con esa generosidad propia del barroco. Le faltan ojos para contemplar las imágenes, en pintura y tallados, pero lo que más le entusiasma, seguramente por su oficio de artesano, son los retablos de cedro, sobre todo el dorado del altar mayor donde se anida la Virgen y los santos.

Se arrodillo, santiguó, elevó sus oraciones al Altísimo y dio gracias a la Virgen de Copacabana por haber llegado sano y salvo a destino. Armándose de valor; entro en la sacristía y manifestó al cenobita que estaba allí la decisión que había tomado días antes al salir de su pueblo. Éste lo escucho atentamente y le pidió que esperara.

Mientras esperaba, leyó en un cuadro en la pared que Gregorio Francisco de Campo Obispo de La Paz concluyo la iglesia, la que consagro el 23 de abril de 1784. Le llamo la atención la coincidencia de nombres, del creador de la orden, del benefactor de la iglesia y el suyo propio. Al poco rato, volvió el fraile rodeado de otros para dar la bienvenida a Francisco.

El resto de la tarde; conoció su humilde “celda”, se aseó y se vistió de fraile, con sandalias y hábito café, sin darse cuenta ya, era hora de la cena. Mientras comian, un hermano comento que otros “franciscos” los habían visitado antes -éste dijo- según se, Francisco Tito Yupanqui estuvo aquí de paso; escoltaba su obra de la imagen de la “mamita” rumbo a Copacabana. Otro fraile agregó - no hay que olvidar al maestro Francisco Jiménez, que concluyo el dorado del altar mayor -. La velada transcurría animadamente. Francisco, a requerimiento explicaba sus motivos, hasta que alguien sugirió que el sitio, por ahora, de Francisco es la cocina y también, por ser buen artesano, debía encargarse de la conservación de los ornamentos y artes de la iglesia y claustro.



Pasaron algunos años, se aproximaba la mitad del siglo XX, Francisco es uno más de los frailes, aprendió todo lo que había que aprender. Es buen cocinero y ejemplar fraile. El tiempo y su determinación lo llevaron a escudriñar todo; comprendió lo magnifica que es la obra de la “casa de Dios”, y que por el momento, con humildad, lo cobijaba. Recorrió todo; el campanario, la cubierta; las naves, el claustro; no se le escapo el sonido de las campanas, ni la luz de las verengelas, las armonías del coro, las oraciones de los frailes, el llanto de los niños en el bautisterio, las solemnes misas y la geometría perfecta del claustro. Una y otra vez fijo su atención en la fachada pétrea, las imágenes, las pinturas y en los “áureos” retablos, le impresionaba la armonía en la complejidad de las composiciones, difícil de comprender de una sola vez.

Con la cuerda y el plomo, el papel y el lápiz, sobre lienzo y con color o cincel y martillo; fijo, dibujo, pinto y cincelo reproduciendo las “formas” que tenia a su alcance. En la soledad de su celda, al mismo tiempo que rezaba, observaba la geometría de los elementos duplicados y meditaba profundamente sobre ellos. Al fin hizo un descubrimiento; las formas complejas pueden descomponerse a formas cada vez más simples; volúmenes primarios, planos, líneas y puntos.

Sin que medien Pitágoras, Ptolomeo y Euclides, redescubrió el circulo, el triangulo, el cuadrado, el hexágonos, el pentágona y demás polígonos regulares. Y, sin que lo inspire Platón, desarrollo los cinco poliedros regulares el tetraedro, el octaedro, el cubo, el icosaedro y el dodecaedro. Concluyo de que en la naturaleza viva y el arte se refleja la ley de los números. A fuerza de comparar dio con la divina proporción, tal y como el fraile Luca Paccioli di Borca en su tiempo.

Entonces empezó a jugar con la geometría, entre otros, desarrollo los once hexominos del cubo y manipulo las posibilidades de éste al punto de ser irreverente. Es que a Francisco, le interesaba saber cómo se genera el espacio, construyo modelos unidimensionales, bidimensionales y tridimensionales, los combino y manipulo hasta que pudo visualizar la tetradimensionalidad del espacio, lo que le sirvió para construir un “tesseract”, sin saberlo al igual que el matemático Charles Howard había dado con el hiperespacio.

En un amanecer, cuando Francisco logró alinear el espacio tridimensional de su celda con los 16 vértices, 32 aristas, 24 caras y 8 cubos del tesseract, se fue desvaneciendo lentamente hasta alcanzar el hiperespacio. Allí, donde no existe el tiempo, donde Cronos aún no ha regurgitado a sus hijos, allí donde no hay procesos, nada cambia y todo se da de una sola vez. Para volver, Francisco invertía el tesseract y lentamente se reintegraba al espacio. Una y otra vez “viajo” con facilidad, de esta manera ya no quedaba secreto por descubrir.

En un desafortunado día, mientras Francisco “viajaba”, desde algún lugar oscuro un mediocre jerifalte, dio la orden de demolición que cruzo la ciudad como una nube piroplástica hasta estrellarse con gran estruendo contra el claustro, hogar de los frailes franciscanos, dejando la mitad en el suelo. San francisco de Asís apretó los puños, la Santísima Virgen se cubrió el rostro con el velo para que no vean sus lagrimas, los frailes confundidos no atinaron a nada más que a la resignación. Entonces, construyeron un muro frío que separa el resto del mutilado claustro del yermo.

Cuando Francisco quiso volver, no existían ya más puntos de referencia y quedo atrapado en la tetradimensionalidad del espacio. Lo que nadie supo es que Francisco estaba allí. Con la confusión y la tristeza de lo que había pasado casi no se percataron de la ausencia de Francisco, alguna vez preguntaron por él, pero con el tiempo se fue haciendo leyenda y en realidad nadie sabe si existió. Hay quienes afirman que cada amanecer, desde el muro, se oyen los gritos del fraile pidiendo se reconstruya el espacio perdido – entre lamentos dice – tal vez, si ponen un gran espejo sobre el muro donde se refleje lo que queda de mi hogar yo pueda aliviar en parte mi agonía – y sugiere con firmeza - ¡por la Santísima Virgen y San Francisco de Asís, repongan el espacio destruido del claustro!



…… y, me preguntas ¿cómo es que se todo esto? - ¡Veras!, si tú te paras en el lugar preciso, allí donde Fray Francisco tuvo su celda, en la mañana muy temprano al despuntar el sol sobre el Illimani, comprenderás todo de una sola vez-.


FIN